domingo, 10 de marzo de 2013

PUS-H


Ahí estábamos todos apiñados. Principalmente blancos, un negro a lo sumo. El más duro obviamente. Ninguno sabía muy bien qué esperábamos, pero ya no había vuelta atrás. La mayoría crecimos juntos en este sitio. Nos conocíamos de toda la vida. Éramos tan iguales que parecíamos familia. Hubiera sido divertido conocer a los padres de alguno de ellos. Pudo ser el mío. Menudo cabrón, se marchó pronto, pero es que nadie querría estar aquí. De repente empezaron a empujar. Era imposible detenerlo. La presión era cada vez mayor. Lo siguiente, fue verme acercándome a un espejo. Ese fue el final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario