martes, 26 de marzo de 2013

Semana Sana

Por fin una semana desconectado de los papeles de Bárcenas y compañía. Qué ganas tengo de este "break" vacacional (y eso que no la hinco) pero desde hace tres días gracias a la programación de la tele que escoge con sabiduría la pequeña de la casa, no he visto un solo telediario. ¡Y aún quedan diez días más!

Algunos padres llevan con penitencia lo de tener los críos en casa, entre ellos yo, pero creo que esta vez lo voy a agradecer en SOBREmanera. ¡Mierda, otra vez me viene la actualidad! Pero no me diréis que algo de razón tengo. Desde que comenzó este 2013, no levantamos cabeza. Qué te vas a esperar de un año que empieza en martes y acaba en 13. Yo desde luego, aparte de seguir igual, sin ingresos, ni en la cartilla ni en el hospital -cruzar dedos-, estoy esperando a que un giro de los acontecimientos inesperado nos traiga un cambio radical en la política y la sociedad. Algunos me llaman iluso, pero como no creo en hadas, ni en princesas, como diría el Lichis, lo único que me queda es no perder la esperanza Aguirre. Y ella como otros españoles de pro (diminutivo de pepero), quieren que Madrid sea escogida como sede de las Olimpiadas para 2020. A esto no hay mucho que añadir que se esté diciendo, pero yo quisiera aportar mi granito de pus a la causa. No me diréis que no estaría de coña, una ceremonia inaugural con manifestantes y policías a hostia limpia en los alrededores, catalanes en pelotas y barretina en ristre saltando al césped, indigentes pidiendo en las calles y putas, muchas putas en los aledaños. Imagen de marca España retransmitida al mundo entero.

Creo que algunos en su inmensa cabezonería pretenden abarcar y apretar a la vez. Y no se puede señoras y señores, no se puede. Arreglen de una puta vez lo que está mal (no toquen lo que está bien que en eso también son especialistas) y déjense de hacer el ridículo, porque lo harán. El listón en este país de tuertos tontos, donde el cojo que se coge antes por mentiroso es precisamente el Rey, está por los suelos. Y pretender estar a la altura de Londres o Pekín, pues como que no.


Así pues, vamos a desconectar de todas estas insensateces, dejando que la procesión vaya por fuera. Y ya que el Cristo de los Gitanos no me robará el tiempo bajo la lluvia para verle desfilar, leeré libros, comeré carne y beberé como un cosaco por si acaso a la vuelta se nos ha contagiado la Chipre, que esta primavera me han dicho que es de las fuertes y por los recortes no se vacuna a ni Dios.

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